Una amiga fiel, una familia bien, una urbanización residencial en el distinguido municipio de Alella… Todo parece ir a las mil maravillas en la vida de Ímogen Valeiro. Pero no es así.
De nuevo, la autora presenta un análisis psicológico, si bien esta vez se centra en las imprudencias ocasionadas por la inseguridad común entre los adolescentes, utilizando como disparador de la trama una de las peores lacras sociales: el abuso de menores. «Tengo una hija de diez años y soy incapaz de escribir sobre niños indefensos; de ahí que escogiera como protagonista una adolescente. Ímogen es toda una heroína: valiente, perspicaz, compasiva y protectora.»
Desafortunadamente, la joven solo cuenta trece años y, como es propio de la adolescencia, se niega a confiar en sus padres y se rige por impulsos: el desprecio y la ira hacia un adulto que manipula a sus compañeras hasta desmembrar su seguridad, que abusa de ellas y utiliza la psicología más cruel para silenciarlas.
«Es una realidad oscura que nos afecta a todas. Pregúntale a diez mujeres, y las diez tendrán una lóbrega anécdota que explicar: abuso, tocamiento, agresión, o quizá algo peor.»
Ímogen tiene un poder que ella misma desconoce. Es heroína de pies a cabeza. De todos modos, en un caso así, la autora cree que lo mejor es confiar en los progenitores, que, como adultos, sabrán cómo actuar. Considera que la clave para acortar la distancia entre adultos y menores radica en una comunicación fluida y asertiva, rasgo que debería forjarse desde la infancia y trabajarse a conciencia a medida que pasan los años.
Deseamos convencernos de que en casa todo va bien —es incluso probable que así sea— pero, ¿sabes realmente qué hace tu hijo/a tantas horas encerrado en su habitación, qué le pasa por la cabeza, qué situaciones está viviendo?
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