el poder de la mente
La mente es poderosísima pero debemos aprender a dominarla. Encauzarla por la senda de los pensamientos positivos, lo que nos llevará a una actitud igualmente positiva. ¿Qué hice para salir de aquel tremendo bache? Empecé a trabajar mi mundo interior, a alimentar mi cerebro de buenas vibraciones. Básicamente se trata de regar y fomentar las cosas buenas que nos rodean e intentar obviar las no tan buenas. Yo había magnificado mis enfermedades de manera que en mi cerebro se habían convertido en mi única realidad, se habían adueñado por completo de mí, no sólo de mis músculos, tendones y articulaciones.
Logré apartar la espesa cortina de mis dolencias y mirar más allá; entonces pude ver todo lo demás, mi otra realidad que estaba ahí esperando a que yo la apreciara como se merecía: un marido paciente y amoroso, unos hijos sanos y atentos, una familia reducida pero bien avenida, un hogar acogedor, unas amigas siempre dispuestas. Tenía tantas cosas y las había descuidado por completo, haciendo más y más espacio para la negatividad de mis enfermedades.
Pero lo logré. Logré mirar a través de la cortina, «admirar las luces, mirar de reojo las sombras», como le inculco repetidamente a Haidi, mi estimada protagonista. ¿Y cómo lo conseguí? Me recomendaron hacer chikung (Qi-gong); admito que la primera vez que oí la palabra me pareció cómica y sonreí por ignorancia. La segunda vez me planteé asistir a clases. Ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida.
El chikung se compone de diversas técnicas relacionadas con la medicina tradicional china; se trabaja la mente, la respiración y el ejercicio físico suave. Su objetivo es generalmente el mantenimiento de la salud aunque, en algunos casos, se puede prescribir con un fin terapéutico específico. Son movimientos lentos que inducen al equilibrio y a la calma, a la paz interior que obviamente termina reflejándose en el exterior. Os dejo un vídeo de ejemplo. La clase de chikung a menudo comienza con unos minutos de meditación, proceso que intensifica la paz mental. Son unos momentos en los que te sientes en sintonía contigo mismo, con tu cuerpo, con tu alma, con tu presente. Durante este tiempo dejamos de pensar en todos aquellos factores que nos ofuscan, rebajando su energía e importancia, de modo que pierden el poder de dañarnos y de alejarnos de nuestra felicidad.
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